La Mariña lucense, la Galicia Cantábrica, escapada segura.
Este territorio del norte de la provincia de Lugo, formado por dieciséis municipios: Alfoz, Barreiros, Burela, Cervo, Foz, Lourenzá, Mondoñedo, Ourol, A Pontenova, Ribadeo, Riotorto, Trabada, O Valadouro, O Vicedo, Viveiro y Xove, un total de 1.462 km². de diversidad geográfica dividida en dos franjas, la Mariña costera y la Mariña del interior. La costa mixta, de rías y tramos en los que se suceden espectaculares playas de fina arena blanca, acantilados y ensenadas, está conectada con las sierras litorales mediante valles, con una espectacular riqueza natural y paisajística.
Esta comarca que conforma la Galicia cantábrica posee un gran potencial turístico cuyos valores patrimoniales, naturales, artísticos culturales, paisajísticos, históricos, arquitectónicos, y gastronómicos, están aún por descubrir.
Entre los arenales más conocidos destaca la playa de Las Catedrales, el monumento natural más visitado de Galicia y el segundo lugar más visitado de toda Galicia, emblema de nuestra comarca entre los muchos que posee.
La playa de las Catedrales, un monumento natural único en el mundo.
La playa de Las Catedrales. Monumento natural y emblema de la Marina Lucense, que copa las primeras posiciones de las listas nacionales e internacionales de mejores playas del mundo (Premios Traveller’s Choice Playas convocados por TripAdvisor). No hay que extrañarse de su fama: basta para comprobarlo con pasear durante la marea baja, - por el fondo del mar, en marea alta-, por debajo de los caprichosos arcos que la erosión ha creado -imponentes moles que superan en muchos casos los treinta metros de altura. Entrantes y salientes, pasadizos y bufaderos, grutas y bóvedas… Una maravilla emblemática de la Galicia cantábrica, en verano, se limita su visita a cinco mil personas diarias.
Ribadeo, es la puerta de entrada en Galicia desde Asturias salvando la desembocadura de la ría del Eo por el puente de Los Santos -una maravilla técnica de 612 metros de longitud al que el nombre le viene de unir la capilla de San Román, en Asturias, con la ermita de San Miguel, en el lado gallego. Ribadeo, atesora muchos de los mejores ejemplos de arquitectura civil e indiana que hay en el norte español: basta para comprobarlo con contemplar el neoclásico Pazo de Ibáñez (actual Ayuntamiento), Marqués de Sargadelos que es, junto al Mariscal Pedro Pardo de Cela, grandes protagonistas de la historia de la Marina Lucense; emblema de la arquitectura indiana es la Torre de los Moreno, el edificio más popular de Ribadeo, excesiva como casi todo buen edificio de indianos con su frenesí de alicatados, mármoles, cariátides, vidrieras y porcelanas que no desentonan en un paisaje urbano e indiano que tiene, en la rúa de San Roque, su mejor escaparate vital..
Foz, en tiempos pasados un puerto ballenero, es hoy una tranquila villa costera que ha hecho del turismo y de los servicios -por encima de la pesca y su industria- su principal modo de vida.
La ría de Foz es un auténtico paraíso natural al que ponen colofón los cerca de quince kilómetros de playas del municipio -A Rapadoira, Llas, Peizás, Arealonga, Pampillosa, Polas, Xuncos, San Pedro de Cangas, Area Brava y Areoura-, un emblema histórico y patrimonial destaca de Foz, San Martiño de Mondoñedo, construida en el siglo VI.
Burela, otra villa marinera cuyo puerto bonitero es el más importante del Cantábrico, y que tiene como visita obligada el Barco Museo Bonitero: un antiguo bonitero con casco de madera, el Reina del Carmen, construido a finales de los años Sesenta, que se conserva en pleno estado de funcionamiento y donde se muestra cómo era la vida a bordo de estos buques y las artes de pesca que se empleaban. Una visita muy recomendable es subir al monte Castelo y maravillarse ante la panorámica que se tiene de la villa, del puerto y del mar.
Cervo , municipio formado por seis parroquias, está bañado por el mar cantábrico, a destacar la localidad de San Cibrao (San Ciprián), península de Paz, rodeada de finos y blancos arenales, las playas de O Torno, Cubelas y Caosa. En San Ciprián está situado el único museo del Mar de la provincia de Lugo, en él uno puede hacerse una idea de la vida y evolución de las gentes y métodos de pesca. Sargadelos, es otra de las parroquias, en Sargadelos se encuentra el Conjunto Histórico-Artístico de Sargadelos, formado por los restos de la antigua fundición y la fábrica de loza de la legendaria marca que puso un trozo de Galicia casi en cada hogar del mundo. Os recomendamos visitar la fábrica de cerámica de Sargadelos, declarada Bien de Interés Cultural de Galicia.
Viveiro, conserva tres de las seis puertas que tuvo su inexpugnable muralla y tras las que espera el centro histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico: en la plaza Mayor y las calles empedradas que de ellas salen pareciera que se ha detenido el paso del tiempo… Con toda la riqueza monumental de la ciudad -ahí están sus templos románicos de San Pedro o de Santa María-, un callejón también destaca en su casco histórico: y es que, con una anchura que oscila entre el metro y medio y los dos metros, es el Callejón del Muro -un pasadizo que era parte de la antigua muralla- una de las calles más estrechas de España.
Y, desde luego, imprescindibles son: la Semana Santa, declarada fiesta de Interés turístico Internacional y su Rapa de Bestas, que se celebra en los montes de Buio y a la que acuden decenas de miles de personas. Cerca de Viveiro, tierra adentro, se encuentra el otro Monumento Natural de la Mariña Lucense, el Souto da Retorta, un bosque de más de seiscientos eucaliptos sobre los que reina el conocido como “El abuelo”, un imponente ejemplar de casi setenta metros de altura.
Hay que adentrarse hacia la Sierra del Xistral, pasando por Valadouro y Alfoz -donde están la torre del castillo de Pardo de Cela y el Castro do Ouro– y remontando el río Masma pararemos en Mondoñedo -”rico en pan, aguas y latín”, como le decía el gran Álvaro Cunqueiro-, fue capital de una de las siete provincias del Reino de Galicia y a la que su condición de sede episcopal ha dotado de mucho carácter. En el centro, su plaza de la Catedral, del siglo XIII, es el corazón de la ciudad, y donde confluyen todas las calles de la villa.
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